Pintando girasoles

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Hay paredes que necesitan color, luz …. Estos girasoles te pueden alegrar esos espacios. Puedes ver más láminas en la galería naturaleza de nuestra tienda http://www.fotoandeco.com. Gracias a tod@s!

 

La luna de ayer. Parte II

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Iluminado por un chispazo de lucidez y melancolía recordó la letra de la canción de la película Casablanca «un beso sigue siendo un beso y un suspiro es sólo un suspiro. Las cosas fundamentales adquieren valor a medida que pasa el tiempo». Eso había creído cada vez que echaba la vista atrás y recorría mentalmente todos esos años a su lado. Ya no eran aquellos jóvenes que se las prometían felices, alimentados de sueños, promesas por cumplir y buenas intenciones. Enamorados furtivos, creadores de un universo propio construido a base de renuncias, comprensión, amor y trabajo. Siempre pensó que las parejas son una adaptación al medio, una suerte de desarrollo genético por el cual prevalece el ni contigo ni sin ti. Red frágil y resistente a la vez, tela de araña que sirve tanto de trampa mortal como de hábitat natural.

Recordaba como si fuera ayer a esa niña, ya madura desde los quince años, a la que le aterraba la soledad y la rutina. Preocupada constantemente por un futuro que ni siquiera sabía conjugar. Bella, fría y con ese punto misterioso que la hacía irresistible y temible a partes iguales. Mariposa halagada porque le admiren sus alas sin saber que son para volar.

Aquel beso dejó entrever la reminiscencia de ese joven impulsivo y soñador; cosido ahora por jirones de la vida que lo habían hecho prematuramente cauto y reservado a fuerza de golpes y malas decisiones. La noria de la vida lo había devuelto al pu
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La luna de ayer. Relato con foto. Ayúdanos a continuar

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La enorme luna llena provocaba dos sombras alargadas sobre el húmedo asfalto poco transitado a esas horas de la noche. En silencio, rasgado sólo por el taconeo de sus zapatos y que a él le parecía la sinfonía más bella jamás compuesta, siguieron caminando como la primera vez que lo hicieron aquella madrugada en la que, con esa valentía temeraria que sólo un flechazo así te impulsa, se acercó y le invitó a una copa. El contacto de sus manos entrelazadas los hacía inexpugnables, dueños de sus vidas, seguros de que nada malo les podía suceder si se mantenían unidos en medio de un mundo que se desmoronaba a su alrededor.  Atrás quedaban dudas, malos momentos e incertidumbres propias de esta sociedad que vive en el aquí y ahora sin más proyecto que el próximo fin de semana o el siguiente enamoramiento.

El olor a tierra mojada y deseo inundaba el ambiente propio de las noches de agosto, en calma tras la tormenta, impregnando la atmósfera de esa pesada y dulzona sensación de sueños por cumplir.

Así pues, el destino, a veces cruel y a veces mágico, había provocado este reencuentro tras muchos años de olvido, remordimientos y finalmente indiferencia. Como si el efecto curativo de las acacias que les acompañaban en su paseo entrara por cada poro de su piel, él se sentía aliviado de todos los males que había sufrido desde aquella despedida inesperada cuando ella decidió romper con todo.

Caminando a su lado, quería retener cada uno de los detalles que hacían mágico ese instante. La sonrisa traviesa a media luz, su vestido vaporoso meciéndose dulcemente por la brisa pegajosa del estío, la ciudad dormida a su alrededor como gran cómplice de sus confesiones,  los labios apetecibles y esos susurros que ella tan bien manejaba en las distancias cortas, le provocaban esa sensación de  déjà  vu que le agradaba e inquietaba a partes iguales.

Tras un largo y profundo beso, él, impulsado por un extraño y maldito resorte, no se pudo contener y sabiendo que se acercaba al precipicio del que tanto le costó salir, hizo lo que se prometió una y otra vez que no iba a volver a hacer nunca.

Este es el comienzo de un relato que nos gustaría continuar con vuestras aportaciones. Deja correr la imaginación, tus dotes literarias  y  participa con nosotros. Gracias a tod@s!

Puente romano Liérganes.

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Esta lámina estará en la próxima actualización de imágenes de nuestra tienda. No olvidéis visitar y recomendar www.fotoandeco.com a todo el que quiera decorar sus paredes! Gracias por compartir amig@s!

Las apariencias

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Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres.

 

Nicolás Maquiavelo

 

 

Vivimos revestidos con disfraces inconscientes que encubren todas nuestras carencias. Fachadas desconchadas que dejan al descubierto imperfecciones de construcción. A lo largo de la vida nos cruzamos con falsos de mil caras, fuertes que no lo son o mediocres de osadía infinita. Oímos impostadas risas de karaoke o derramamos lágrimas no sentidas e impuras. ¡Cuántas veces las apariencias engañan como ese remo recto que parece curvo en el agua! ¿Por qué no presentarse como uno es? ¿Por qué alguien puede sentirse frustrado por no cumplir las expectativas creadas ante los demás? ¿Es humano y por tanto perdonable intentar vivir como lo que no eres?

Por otra parte, a menudo nos dejamos llevar por la primera impresión, prejuzgando de una manera injusta y precipitada. ¿Pero la intuición es más sincera que la razón? Seguramente, al menos sí más espontánea y valiente. Cuántas veces complicamos un problema con vueltas y más vueltas hasta acabar sin solución, enredado en los dedos como las figuras entrelazadas en las manos en el juego del hilo. ¿Puede la intuición mandarnos señales que nos advierten ante una situación? El nudo en el estómago, dolores de cabeza o los sueños suelen ser los avisos del subconsciente. Miles de años de experiencias nos conducen a tomar decisiones instantáneamente y suelen ser las más acertadas.

En este teatro de sombras chinescas no deberíamos olvidar que la imagen proyectada puede ser una delicada figura de una mariposa pero que lo importante y verdadero son las manos que le dan forma.

 

Fotoandeco

Mayo 2013

Amor eterno

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Bajaría al fin del mundo, /sería un pobre vagabundo/ si me lo pidieras tú./ Volaría hasta la luna,/robaría una fortuna,/si me lo pidieras tú./Dejaría vida y patria,/ abandonaría hasta mi casa,/si me lo pidieras tú./Se pueden reír de mí,/cualquier cosa haría por ti/si me lo pidieras tú.

Hymne a l’amour

Edith Piaf

Sostiene un estudio que las parejas que viven cuarenta años juntas son más felices. Según la publicación lo más difícil es el primer año de convivencia, el aprendizaje ante una nueva situación. Acoplamiento que necesita su período de rodaje, superando la presión social de ser felices constantemente con mensajes machacones que hablan de fracasos a nuestro alrededor sin tiempo a remontar altibajos, malos momentos o desvanecer espejismos. ¿Amor eterno? ¿Requiere esfuerzo o si es así ya no es amor?

Quemamos etapas a toda velocidad convirtiéndonos en mendigos emocionales, desnortados y, a fuerza de maltratarlos, olvidamos conjugar verbos como amar, convivir o respetar. Perniciosamente llamamos esposa a la compañera que no está para maniatar si no para entrelazar destinos. Buscamos a la media naranja perfecta cuando lo importante es complementarse. Crecimos con la imagen del príncipe azul de disney que se desdibuja y humaniza al pasar a tamaño natural. Cada vez con más frecuencia caemos en la trampa social del envoltorio sin ser capaces de descubrir trasfondos llenos de sensibilidad y sabiduría. Al despertar una mañana nos preguntamos amargamente si tiene sentido que aquella persona para la que lo éramos todo en la vida siga ocupando la AA en la agenda de nuestro teléfono.

En cambio, ¿por qué otras parejas consiguen esa conjunción de sentimientos, propósitos y metas? ¿ Será simplemente un grado adecuado de oxitocina el elixir de la fidelidad o influye la transmisión de valores y nuestra madurez emocional en las futuras relaciones? ¿Se aprende a convivir?

Otras veces leemos hermosas y trágicas historias de muertes prematuras tras la marcha de la persona amada. Vidas cojas y sin sentido que nos recuerdan al personaje Ricardo Darín en El secreto de sus ojos preguntando perdido ¿como hizo para aprender a vivir sin ella?

Fotoandeco

Marzo 2013